· Pérdida
de la autoestima, trastornos mentales y aislamiento, son algunas consecuencias
del estigma social que genera la Psoriasis Pustulosa Generalizada (PPG).
· Los
pacientes con PPG consideran que la aparición de las lesiones cutáneas es el
síntoma más limitante en su vida.
· A
diferencia de otros tipos de psoriasis, la PPG puede generar
complicaciones capaces de comprometer la vida, como insuficiencia cardíaca,
falla renal y sepsis.
· Es
fundamental promover un enfoque integral de atención que contemple el manejo de
los síntomas físicos, el impacto psicológico y las necesidades emocionales en
los pacientes.
Pocas
enfermedades de la piel han sido capaces de propiciar decisiones letales a
quienes las padecen. Un ejemplo de ello es la LEPRA que siglos
después de que se registró y causó una de las pandemias de mayor estigma social
de la historia de la humanidad aún existe con su carga social vergonzosa. Para
desgracia de la humanidad no es la única cuya manifestación impide el
desarrollo normal de la vida. Se trata de la Psoriasis Pustulosa
Generalizada (PPG), cuya cura lograron los laboratorios Boehringer
Ingelheim.
Hasta
hace muy poco, este padecimiento, considerado dentro de las llamadas “enfermedades
raras”, no tenía cura y su tratamiento, sin resultados efectivos, implicaba la
marginación voluntaria del paciente. Consecuencia del estigma social, la falta
de comprensión y los síntomas propios de la enfermedad, la psoriasis tiene
repercusiones en la calidad de vida comparable con el cáncer y las enfermedades
cardiovasculares. En el caso de su manifestación más grave, conocida como Psoriasis
Pustulosa Generalizada (PPG), se estima que 60% de los pacientes consideran
que su enfermedad tiene un gran impacto en su vida diaria y el 80% señala que
afecta su estado emocional e interfiere en sus actividades sociales.
En
el marco del Día Mundial de la Psoriasis, que se conmemora el 29 de
octubre, especialistas reconocieron que por su condición incurable y crónica,
la aparición repentina de los brotes y el hecho de que sea una enfermedad
visible, la Psoriasis Pustulosa Generalizada, además de sus
consecuencias físicas, tiene un profundo impacto emocional, social y laboral,
asociado a estigmas que pueden promover discriminación, pérdida de la
autoestima, trastornos mentales y aislamiento en quienes viven con esta
enfermedad, lo que lleva a los pacientes a desarrollar estados de estrés,
ansiedad y depresión
La Psoriasis
Pustulosa Generalizada es una enfermedad cutánea crónica, rara y
autoinflamatoria que se manifiesta por la aparición de brotes repentinos e
intermitentes de pústulas (ampollas) dolorosas, no infecciosas, en gran parte
del cuerpo, las cuales pueden durar días o semanas, definió la Dra. Adriana
Miranda, médica dermatóloga, miembro del Colegio Ibero Latino Americano de
Dermatología.
Los
brotes que se manifiestan en la PPG -abundó la especialista- provocan que la
piel luzca enrojecida, agrietada o descamada, acompañada de una intensa
sensación de picazón y malestar general. Además, se trata de una enfermedad que
afecta mucho más allá de la piel, ya que existe la posibilidad de presentar
síntomas sistémicos (insuficiencia cardíaca, falla renal y sepsis), que pueden
ocasionar complicaciones graves, hospitalizaciones y riesgo de muerte
Esta
enfermedad tiene una mayor prevalencia en mujeres alrededor de los 40 años y
durante el embarazo.[] Si
bien no existen datos precisos de su incidencia en México, se estima que se
presenta en 0.27 a 4.6 personas por cada 10 mil en el mundo
Producto
de la desinformación y los prejuicios que existen sobre la PPG, como la falsa
idea de ser contagiosa, muchas personas no están dispuestas a tener amistad o
una relación íntima con una persona con la enfermedad, a saludarla de mano o
compartir espacios públicos como una alberca o una mesa para comer.
“A
esto debemos añadir la incomodidad que sienten los propios pacientes cuando
surgen los brotes o pústulas que los llevan a cubrir su piel, e incluso, a
evitar situaciones sociales o lugares donde hay mucha gente. Es importante
considerar que no solo la vida social se ve afectada, también la laboral, ya
que sufren de un menor acceso a empleos o la posibilidad de despido” expuso
la experta.
Por
su parte, la Dra. Julieta García, médica dermatóloga, miembro de la Academia
Mexicana de Dermatología, expresó que, dada la complejidad que tiene la
Psoriasis Pustulosa Generalizada, es crucial adoptar un enfoque integral que no
solo aborde los síntomas físicos, sino también las necesidades emocionales y
psicológicas de los pacientes para que, en conjunto, genere un impacto positivo
en su salud, en su bienestar mental, en sus relaciones sociales y en su
convivencia diaria.
Las
manifestaciones físicas y emocionales de la PPG tienen una estrecha relación,
dado que la aparición de las lesiones cutáneas es el síntoma que más limita la
vida de los pacientes y en consecuencia uno de los principales factores que
reduce su confianza y autoestima, reveló.
Por
ello, es fundamental promover un diagnóstico temprano y el acceso a terapias
innovadoras para el manejo de esta enfermedad. “Afortunadamente, en México
ya contamos con el primer tratamiento específico para la Psoriasis
Pustulosa Generalizada, fruto de la investigación y desarrollo de
Boehringer Ingelheim, el cual ha demostrado seguridad y eficacia en el manejo
de los brotes agudos, permitiendo liberar a los pacientes del dolor y las
molestias asociadas, así como disminuir el riesgo de complicaciones [xx] contribuyendo
en reducir la aparición y severidad de la enfermedad, lo que se traduce un
menor impacto emocional y social para los pacientes”,
dijo el Dr. Julio Sánchez, líder de Área Terapéutica de Alta Especialidad
para Boehringer Ingelheim México, Centro América y Caribe.
Vivir con Psoriasis Pustulosa Generalizada implica
enfrentar desafíos significativos que van más allá de la piel. El camino hacia
un mayor entendimiento de la enfermedad requiere un esfuerzo conjunto. A través
del conocimiento, la sensibilización y el respeto, se puede crear un entorno
inclusivo donde los pacientes se sientan apoyados y comprendidos. Es
fundamental derribar los muros del estigma para permitir que quienes viven con
esta condición de salud tengan una vida plena y digna.